herrarle y cerro las tijeras no fue a cal y canto, qudaba la punta de untar las heridas. sirvieron de lienzo las horas perdidas, es el antojo del ojo
de herrarle y cerro las tijeras no fue a cal y canto, qudaba la punta de untar las heridas. sirvieron de lienzo las horas perdidas, es el antojo del ojo